jueves, 28 de mayo de 2020

RUTA DE CARLOS V (Tazones - Villaviciosa)



¿Qué pensarían aquellos pobres marineros de Tazones, cuando en la mañana de aquel sábado 19 de septiembre de 1517, ven llegar al puerto nada menos que 40 de aquellas formidables naves, posiblemente, desconocidas para ellos?
Después se sabe que el que llega es el emperador de Alemania Carlos V y que viene a España para ser coronado como Carlos I de España.
No les gusta Tazones por su pobreza y emprenden viaje por tierra, hasta Villaviciosa que dista algo más de 2 leguas.
Como recuerdo de aquel momento, hace unos años, se señaliza una ruta que podría ser, más o menos, la que hizo el emperador y su séquito.
Se trata de la ruta PR-AS 302 o RUTA DE CARLOS V.



La ruta comienza al lado de la playa, en la calle principal, y por calle muy empinada y empedrada.


Puerto de Tazones

Tazones


Al poco de empezar, encontraremos un panel que nos indica todas las características de la ruta.



Cuando están a punto de terminarse las casas del pueblo, vemos un camino de hormigón, más empinado que lo anterior, y que, al poco tiempo se torna de tierra y después de pradera, hasta llegar a un restaurante.






Casi de inmediato, cruzaremos la carretera VV 5 y aunque no vemos ninguna señal, que tal vez esté tapada por la maleza, continuamos de frente y comprobamos el acierto muy poco después.



En menos de 200 metros, volvemos a encontrarnos con el mismo problema de no encontrar señal y gracias al track que llevamos, giramos a la izquierda en el primer camino que encontramos.
Tengo que hacer dos apreciaciones, si continuásemos de frente, volveríamos a enlazar con la ruta más adelante y, segundo, en todo el resto de la ruta no encontramos fallo alguno de señalización.





Nos vamos acercando a la costa y a partir de Liñero, ya empezamos a ver la preciosa ría de Villaviciosa, que es reserva natural parcial. La marea se encuentra baja y según avanzamos, parece que el agua sube con nosotros y va llenando las marismas.





Vamos perdiendo altura con rapidez hasta llegar al lugar de Samartín, donde hay una grade y hermosa urbanización de casas individuales.




Samartín


Estamos entrando en las primeras casas de Samartín pero hemos de girar bruscamente a la derecha para continuar por camino de hierba y tierra.




Estamos pasando por una zona de sube y baja, con alguna casa, de vez en cuando, pero que parecen estar deshabitadas.






Vemos una señal que indica una cascada para la que hay que desviarse un poco y allá que vamos.



El lugar es bonito y, aunque la cascada no es excesivamente grade, merece la pena acercarse para verla y la bonita fuente que hay a su lado.




Seguimos y salimos a la carretera AS-256, por la que tenemos que hacer 150 metros peligrosos, sin arcén y con mucho tráfico.




Estamos en la zona de Bedriñana, con sus hermosas casas y la iglesia de San Andrés que es Monumento Nacional.




San Andrés de Bedriñana

Ya tenemos cercanas las primeras casas de Villaviciosa y en poco tiempo nos incorporamos al casco urbano.


Villaviciosa

Cruzamos la parte final de la ría y, al momento, estamos ante la iglesia de Santa María de la Oliva.



Santa María de la Oliva

Y cuando el séquito real llegó a Villaviciosa, el rey se alojó en la Casa de los Hevia, donde permaneció durante 4 días.


Casa de los Hevia

Casa de los Hevia

Y nosotros llegamos a la Casa de los Hevia, y damos por finalizada nuestra ruta de hoy.


Casa de los Hevia

La ruta en el mapa del IGN

Perfil de la ruta
Han sido 11,26 kilómetros en 3 horas y 40 minutos, de las cuales en movimiento fueron 3 horas y 25 minutos.
Ganancia en altitud 417 / -416 metros
Pendiente máxima 36,0 / -32,6 %
Pendiente media 6,6 / -6,5 %
Altura máxima y mínima 166 / 3 metros
Hicimos la ruta el 26 de mayo de 2020
 

martes, 12 de mayo de 2020

SIGUE HABIENDO PRIMAVERA


Parece que ha terminado, de momento, el encierro y nos ha sido concedido el segundo o tercer grado, que de eso no estoy muy seguro. 
Toca ahora salir para hacer ejercicio al aire libre, que no hemos de confundir con los paseos para no tener problemas, y aprovechar esta seudo libertad para conocer mejor algunos lugares de nuestro concejo que, o bien no conocíamos o hace mucho tiempo que no pisamos, ya que, casi siempre, nos gusta más lo lejano que lo próximo.
Cuando hace casi dos meses dejamos de salir a la naturaleza, yo presentía que nos habríamos de perder muchas cosas, y por ello salimos ahora a comprobar que hay de nuevo después de este tiempo.



En los bordes de los caminos, siguen saliendo todas esas florecillas de cientos de colores, que se mezclan con los helechos y las ortigas.



Y nos encontramos con esas rosas simples de solo una fila de pétalos, si, esas como aquella que mantenía conversaciones con El Principito.
 

Y muchos árboles ya tienen sus frutos bien desarrollados como las ciruelas verdes o las amarillas.


Y ¿qué podemos decir de los tilos?. Esos grandiosos árboles que empiezan a florecer y producir esa alargada hojita que se recolecta con fines medicinales. Mis recuerdos de la infancia me llevan a mi abuela que nos pedía a mi padre y a mí que recogiésemos todos los años, a finales de mayo o primeros de junio la tila. Yo no sé si después se utilizaba, pero siempre se recolectaba.



Y también nos encontramos con la morera ya enseñando sus frutos. Recuerdo, ahora, cuando una compañera de trabajo me preguntó si había visto alguna morera puesto que su hijo necesitaba las hojas para un trabajo de clase con los gusanos de seda. Yo le dije que no sabía y las tenía a menos de un kilómetro de casa.


Las calas ya empiezan a desaparecer y se encuentran, en la mayoría de los casos, bastante ajadas.
 

Y nos encontramos con los piescos asturianos, que no hay que confundir con los albaricoques o con los melocotones. ¡Son los piescos asturianos!



Hay un árbol que no es precisamente asturiano, pero que produce una sabrosa fruta en esta época. Empiezan a estar en su mejor momento para comerlos y cada árbol produce una enorme cantidad. Es el níspero.


Como decía más arriba, cada año tenía que recolectar, conste que lo hacía con agrado, la tila pero también la flor de sauco y la malva. Tampoco sé si se utilizaba pero yo lo recogía.


Una gran sorpresa de estas primeras salidas, fue comprobar que los castaños ya comenzaban a florecer, pero la sorpresa se tornó desagradable al comprobar que había muchos árboles enfermos.


Las ciruelas amarillas se veían preciosas y pedía ser cogidas. ¡Pena que eran en finca ajena.!


Y los manzanos, cuya flor no vimos, ya empiezan a tener sus manzanitas bien hermosas.

 

Y nos encontramos que hemos de pasar bajo un peral. Uno de esos que tienen esas peras pequeñas pero tan sabrosas.


Por supuesto que no podía faltar en esta cita el cerezo. Cuando nos recluimos, solo habían algunas flores, pero, ahora, ya se encuentran en plena producción de cerezas y ya vemos algún tordo con su cereza en la boca.


Y para finalizar este recorrido, nos acercamos a un nogal con fruto, aunque hay que esperar algo de tiempo para probarlas.