martes, 12 de mayo de 2020

SIGUE HABIENDO PRIMAVERA


Parece que ha terminado, de momento, el encierro y nos ha sido concedido el segundo o tercer grado, que de eso no estoy muy seguro. 
Toca ahora salir para hacer ejercicio al aire libre, que no hemos de confundir con los paseos para no tener problemas, y aprovechar esta seudo libertad para conocer mejor algunos lugares de nuestro concejo que, o bien no conocíamos o hace mucho tiempo que no pisamos, ya que, casi siempre, nos gusta más lo lejano que lo próximo.
Cuando hace casi dos meses dejamos de salir a la naturaleza, yo presentía que nos habríamos de perder muchas cosas, y por ello salimos ahora a comprobar que hay de nuevo después de este tiempo.



En los bordes de los caminos, siguen saliendo todas esas florecillas de cientos de colores, que se mezclan con los helechos y las ortigas.



Y nos encontramos con esas rosas simples de solo una fila de pétalos, si, esas como aquella que mantenía conversaciones con El Principito.
 

Y muchos árboles ya tienen sus frutos bien desarrollados como las ciruelas verdes o las amarillas.


Y ¿qué podemos decir de los tilos?. Esos grandiosos árboles que empiezan a florecer y producir esa alargada hojita que se recolecta con fines medicinales. Mis recuerdos de la infancia me llevan a mi abuela que nos pedía a mi padre y a mí que recogiésemos todos los años, a finales de mayo o primeros de junio la tila. Yo no sé si después se utilizaba, pero siempre se recolectaba.



Y también nos encontramos con la morera ya enseñando sus frutos. Recuerdo, ahora, cuando una compañera de trabajo me preguntó si había visto alguna morera puesto que su hijo necesitaba las hojas para un trabajo de clase con los gusanos de seda. Yo le dije que no sabía y las tenía a menos de un kilómetro de casa.


Las calas ya empiezan a desaparecer y se encuentran, en la mayoría de los casos, bastante ajadas.
 

Y nos encontramos con los piescos asturianos, que no hay que confundir con los albaricoques o con los melocotones. ¡Son los piescos asturianos!



Hay un árbol que no es precisamente asturiano, pero que produce una sabrosa fruta en esta época. Empiezan a estar en su mejor momento para comerlos y cada árbol produce una enorme cantidad. Es el níspero.


Como decía más arriba, cada año tenía que recolectar, conste que lo hacía con agrado, la tila pero también la flor de sauco y la malva. Tampoco sé si se utilizaba pero yo lo recogía.


Una gran sorpresa de estas primeras salidas, fue comprobar que los castaños ya comenzaban a florecer, pero la sorpresa se tornó desagradable al comprobar que había muchos árboles enfermos.


Las ciruelas amarillas se veían preciosas y pedía ser cogidas. ¡Pena que eran en finca ajena.!


Y los manzanos, cuya flor no vimos, ya empiezan a tener sus manzanitas bien hermosas.

 

Y nos encontramos que hemos de pasar bajo un peral. Uno de esos que tienen esas peras pequeñas pero tan sabrosas.


Por supuesto que no podía faltar en esta cita el cerezo. Cuando nos recluimos, solo habían algunas flores, pero, ahora, ya se encuentran en plena producción de cerezas y ya vemos algún tordo con su cereza en la boca.


Y para finalizar este recorrido, nos acercamos a un nogal con fruto, aunque hay que esperar algo de tiempo para probarlas.


1 comentario:

  1. Una maravilla de entrada Jose Manuel y muchas gracias por tu comentario en mi blog, qué alegría encontrar gente que está viviendo esta tragedia de forma similar a nosotros...quedémonos con nuestra fortuna de disfrutar de la naturaleza y a ver si pronto nos dejan disfrutar de lo nuestros...qué ya es muy, muy necesario y se nos ha robado ese derecho por encima de otros...jamás entenderé ciertas cosas, ¡¡en fin!! a seguir sumando km a nuestros cuerpos y sobre todo a nuestras almas. Un abrazotedecisivo pareja y a seguir disfrutando mucho, muchísimo.

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