Desde Cabo de Palos, vamos a caminar por una senda minera que sirvió para sacar lo extraído en la Sierra Minera de Cartagena.
Ya fueron los Cartaginenses los primeros en extraer plomo y plata de estas montañas, que más tarde ocuparían los romanos con el mismo fin y que abandonaron a finales del siglo I al considerar que el yacimiento se había agotado.
En el siglo XIX se vuelve a trabajar, con nuevas tecnologías, y a raíz de la Guerra Civil llega la mayor explotación por el sistema de "a cielo abierto". Se abandonan definitivamente los trabajos en 1990.
Salimos del puerto de Cabo de Palos por la carretera que habría de llevarnos a Cartagena, pero guiados en todo momento por las señales del GR 92, que están pintadas en postes, el suelo, farolas, etc.
Después de callejear un poco por la localidad, nos acercamos al mar, cuya costa ya no abandonaremos en lo que resta de ruta.
Nos estamos acercando a Cala Reona y a sus dunas fósiles de caprichosas formas, que van cambiando con el tiempo por los efectos del mar.
Al otro lado de la playa Cala Reona, intentamos ver el sendero que nos ha de servir para avanzar en nuestro caminar.
Cala Reona |
La zona es bastante especial ya que, lo que en principio nos parecen montañas, en muchos casos, son "escombreras", es decir, amontonamientos de los estériles de las minas que allí había.
Vamos cogiendo altura, teniendo a nuestro lado el mar y sus verticales acantilados.
Atrás vamos dejando Cala Reona, el pueblo Cabo de Palos, sus múltiples islotes y su faro.
En dos ocasiones nos encontramos con cuerdas sujetas a la pared, que sirven para tener confianza en la senda que puede causar un poco de temor a las personas con vértigo, o como previsión de resbalones en el suelo muy suelto. Se puede pasar bien sin utilizarlas.
Hay lugares en los que lo mejor es pasar deprisa, pues parece que las piedras van a rodar sobre nosotros en cualquier momento.
Una delicia es la Cala de los Dentoles, a cuyo lado volvemos a encontrar dunas fosilizadas.
Llegamos a un mirador y ante nosotros se extiende un paisaje casi salvaje, en estas fechas, que en su día era la Bahía de Calblanque pero que se fue rellenando y formando la actual llanura donde destacan la Cala Magre, Cala Arturo y la magnífica Playa de Calblanque.
Bajamos al nivel del mar, para pisar tan preciosas playas, y el único ser vivo que encontramos es un pescador que, ni siquiera, vuelve la cabeza cuando llegamos.
Casi con pena, dejamos las playas dispuestos a dar la vuelta, pero antes hemos de visitar las salinas de Calblanque, donde observamos algunas aves y hasta un par de aves zancudas que no identificamos por culpa de la distancia.
Salinas de Calblanque |
Una de las balsas presenta un color rojizo que es debido a una mayor concentración de sal.
La vuelta la damos por el mismo camino pero observando detalles que no vimos al venir.
Ya tenemos a la vista Cala Reona y el pueblo de Cabo de Palos, donde daremos por finalizada esta ruta.
Cala Reona y Cabo de Palos |
La ruta en el mapa del IGN |
Perfil de la ruta |
Han sido 11,7 kilómetros.
Ganancia en altitud 395 / -394 metros.
Pendiente máxima 48,6 / -46,4 %
Pendiente media 4,8 / -5,1 %
Hicimos la ruta el 23 de febrero de 2018.
Felicidades, José Manuel, por tan estupendo reportaje: magníficas fotografías y útiles comentarios sobre esta ruta. Dado que tú no lo indicas, solo deseo precisar que en todo momento, la ruta descrita ha transitado íntegramente por el municipio de CARTAGENA.
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