VIVIR EL AIRE LIBRE: LAGOS DE COVADONGA

sábado, 13 de julio de 2019

LAGOS DE COVADONGA - COVADONGA

Desde el centro de Asturias salimos por la autovía A-66 en dirección a Gijón, para cambiar en Lugones a la A-64 que tendremos que dejar al llegar al enlace de Lieres y continuar por la N-634 hasta Arriondas. Seguimos por la N-625, y en Cangas de Onís continuamos por la AS-114 hasta Soto de Cangas, y seguimos por la AS-262 para llegar a Covadonga. Aquí tomamos un autobús que nos sube hasta el área de Buferrera.

Comenzamos a caminar por las escaleras que van hacia el Mirador del Príncipe, pero a los pocos pasos, nos desviamos a la izquierda por el Escaleru en fuerte bajada.

Área de Buferrera

Vega Comeya

Pasamos por un túnel tallado en la roca y continuamos la bajada hasta la preciosa y extensa Vega de Comeya.

Vega Comeya

Al llegar a la Vega nos vamos a la izquierda hacia una cabaña que vemos cercana.

Junto a la cabaña, tenemos ante nosotros una buena pista que continúa al frente, pero nosotros tenemos que girar más a la izquierda para dirigirnos, en clara dirección oeste, hacia un cordal montañoso que tenemos ante nosotros.

Es una zona muy "llamargosa" que hace dificultoso el caminar.

Una difícil subida, tanto por el barro como por las árgomas, nos lleva lentamente hasta la carretera de los Lagos, donde nos sorprendemos por la gran cantidad de autobuses que suben cargados de turistas.

Caminamos unos pasos por la carretera hasta encontrar una pista a la derecha que nos lleva a la Vega Fondos.

¡Estamos vigilados!

Una señal vertical nos indica que hemos de dejar la buena pista para continuar por un sendero que, de forma más o menos clara, nos conduce hacia el oeste por zonas feas de barro y árgomas, junto con otras más abiertas y con buenas vistas.

Cruzamos por los collados El Sellón y La Bobia, hasta enfrentarnos con la fuerte bajada hacia el río Las Mestas, donde una señal nos indica que la dirección a seguir es a la derecha, siempre por la margen derecha del río.

Pico Sienra

Llegamos a la Vega de Orandi, donde hacemos una buena parada para recarga de energía.

Continuamos y, a pesar de que nos habían advertido algunos montañeros con los que nos cruzamos y charlamos, nos causó mucha extrañeza como encontramos la bajada desde el Colladín de Orandi a Covadonga. Tengo que decir que aunque ya pasamos por el lugar en múltiples ocasiones y distintas épocas del año, nunca lo encontramos tan resbaladizo. Las piedras resbalaban mucho y lo que no eran piedras, era barro. No entendemos el motivo puesto que hace tiempo que no llueve.