Hace un año que dimos nuestro primer paseo por esta ruta en San Roque del Acebal para ver como se encontraban las obras y, decía yo que aún les faltaba mucho para terminarla. Ahora comprobamos con gran satisfacción que la han finalizado en tiempo récord y que ha quedado estupenda. Tiene muchas diferencias con lo que yo había descrito y, todo ello, es para bien.
El panel de comienzo de la pista, se encuentra detrás de la estación de servicio de San Roque, y desde allí partimos con dirección noroeste y, tras cruzar la carretera N-634, subir hasta la carretera de Andrín.
Cruzamos esta carretera y llegamos a un panel que nos indica que allí se encontraba la Malatería de San Lázaro y vemos las pocas ruinas que quedan.
Ruinas de la Malatería de San Lázaro |
Volvemos sobre nuestros pasos y llegamos al Mirador del Cuera, aunque hoy no nos sirve de mucho por la niebla que tapa todos los montes.
Mirador del Cuera |
Seguimos caminando por una recta y larga pista de gravilla, y otro panel nos indica que aquí había una fuente llamada Fuente Antona, de la que ya no queda nada. En el panel, leemos un hermoso relato en asturiano oriental escrito por Pilar Junco.
Dejamos la pista por la que venimos, para desviarnos a la derecha en pos del barrio de Cañamal, aunque un poco antes visitamos la Fuente del Casar que se encuentra vigilada por una loba y su abundante camada.
Fuente del Casar |
La loba y su camada |
En el Valle de Mijares, país donde las tradiciones
milenarias se preservan entre sábanas de holanda para venideros descendientes,
subsiste una ley no escrita en ningún papel que establece de forma rígida que,
si a las diez de la noche se encuentra un palo de monte atravesado en medio
de la puerta de la rapaza amada a quien
el galán corteja en Cañamal, barrio independiente y muy bullanguero de la
Pedanía de San Roque del Acebal, es síntoma inequívoco de alguien, con dañosa
finalidad y beneplácito del padre de la moza cortejada, siguiendo el aserto de
que quien primero llega primero se bautiza, se le ha adelantado en la
gratificante operación de cortejar y está parlado tochuras en la cocina.
. . . . . . . . . . .
Así son las cosas en este paraíso natural.
Del libro “El Valle Invisible”
Miguel Ángel Galguera (Kánkel)
Nos vamos de Cañamal para atravesar un bonito y algo húmedo bosque y llegar a La Somada.
Al poco de entrar en el barrio, tenemos que desviarnos a la izquierda para conocer el arroyo Cagalín, con sus restos de molino a la entrada de una cueva donde desaparecen las aguas.
Ruinas del molino del río Cagalín |
Vuelta al trazado principal y nuevo panel que nos indica la Cueva Collubina, mientras que somos observados por cinco simpáticos zorros.
Los zorros |
La cueva se encuentra en el fondo de un gran Jou y merece ser tratada individualmente en un futuro próximo.
Cueva Collubina |
Rumbo a la carretera nacional, pasando por El Cuetu, el Pozu Santiago, etc. para seguir unos cientos de metros por el arcén y llegar a la entrada de La Caleya de las Ánimas.
Caleya de las Ánimas |
Estamos en sentido inverso del Camino de Santiago y encontramos un oratorio donde los habitantes del pueblo y los peregrinos dejaban limosnas y comida para La Malatería de San Lázaro. Una tallada inscripción dice: "SI BUENAVENTURA ESPERA EN EL BIAJE A DONDE BA A LAS ÁNIMAS LIMOSNA DARÁ".
Oratorio en la Caleya de las Ánimas |
Seguimos por donde las flechas nos guían, para tener que cruzar la carretera para ir hacia el "Caminu de la Hontacinas", aunque hace un año era "Caminu de Santacina".
Cruzamos la vía del tren y nos adentramos en un gran bosque de eucaliptos que han sido talados no hace mucho.
Un poco en la distancia, vemos el pueblo de Andrín, y la señalización nos lleva hacia la montaña para rodear una casería que se extiende a nuestros pies.
Andrín |
El mar |
Bajamos hacia el otro lado de la casería y entramos en la Riega de los Molinos, donde encontramos restos de dos de ellos en la zona de Las Coradiellas.
Estamos subiendo una pequeña cuesta con la cabeza baja para evitar las zonas más húmedas, cuando somos sorprendidos por dos lobos que aullan mirando al cielo.
Aullan los lobos |
Caminamos un rato paralelos a la vía del tren y, cuando cruzamos, entramos en asfalto para hacer un desvío de ida y vuelta, que nos lleva a conocer el bonito puente en La Puentuca.
La Puentuca |
Llegamos a las primeras casas del pueblo y nos encontramos con el restaurado Lavadero de L´Acebal y una magnífica estatua en piedra dedicada al campesino.
Lavadero de L´Acebal |
Nos vamos al norte y por bonitos caminos vamos pasando por La Cotera Somanta, La Cuerre Santiago y La Valleya, llegamos a La Riega del Toyu.
Toda esta riega es preciosa con bosque mixto y unos estupendos castaños que son una delicia allá por el otoño.
Una hermosa osa, con tres esbardos, nos sale al paso.
Ya nos habían advertido, pero la sorpresa al llegar a la cascada y encontrarla sin agua, nos apena mucho. Recuerdo cuando un señor bastante mayor me decía hace un año que este era el lugar donde se bañaban los rapazos de San Roque.
La pobre Xana no puede seguir lavando sus pies y sus dorados cabellos, hasta que no se encuentre una solución, que en ello están los incansables sanroqueños.
La Cascada en julio de 2018 |
La Cascada en septiembre de 2018 |
Tenemos que seguir nuestro camino y, después de subir a la parte alta de la cascada, tomamos dirección norte hasta llegar de nuevo a las casas del Acebal.
Vamos ahora por el Caminu del Pozón, donde un panel nos cuenta la leyenda de la cueva de la mora en el Pico Castiellu, que vemos muy cercano.
¿Lo leímos o nos lo contó Servanda que se encuentra sentada al pie del camino viéndonos pasar?
Un oso erguido y con gesto desafiante se encuentra en nuestro camino, pero nosotros pasamos silenciosos para no enfadarle y así entrar definitivamente en el pueblo.
LA FERIA DE SANTIAGO
De modo y manera que el Vieyu y el rapaz fueron al mercado
de Posada de aquel año, por si daba la casualidad de que se lograra vender de
una vez por todas y en buen precio, la vaca Carbonera.
Fueron andando, sí, sí, nadie tuerza el morro, que en aquel
tiempo era moneda corriente llevar las vacas por la carretera adelante hasta la
feria de Posada. Incluso de Purón y La Borbolla venían con las vacas por la
Cuesta.
Del libro “El Valle Invisible”
Miguel Ángel Galguera (Kánkel)
Vamos a pasar un buen rato caminando por las calles de San Roque, con la vista puesta en la iglesia donde encontraremos el último de los paneles con las fotografías de gran parte de los habitantes locales.
Salimos a la carretera y poco después legamos al final de la ruta, que hace unas horas fue inicio.
Preciosa ruta muy bien señalizada, que me ha causado admiración por el gran trabajo realizado en un tiempo bastante corto.
La ruta en el mapa del IGN |
Perfil de la ruta |
Han sido 11,9 kilómetros en 4 horas y 49 minutos, incluidas paradas.
Ganancia en altitud 356 / -356 metros.
Pendiente máxima 39,6 / -27,1 %
Pendiente media 5,5 / -4,7 %
Tiempo en movimiento 3 horas y 35 minutos
Altura máxima y mínima 133 / 29 metros
Hicimos la ruta el 22 de julio de 2019
Siempre preciosa y bien descrita. Un abrazo
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